Ejercicio pues de autosinceridad. ¿Realmente juzgamos por el envase o por lo que hay dentro? (Tómense un tiempo). A estas alturas ser hipócritas no sería mas que una pérdida de tiempo, y no andamos muy sobrados de eso. Indudablemente lo primero que observamos de TODO, es su aspecto y eso determina la predisposición que vamos a tener en la interactuación con él/ella/ello. Tratamos cordialmente a un extraño que se acerque a hablarnos si viene llevando un traje y en cambio recelamos de áquel que viste sospechosamente, si podemos lo evitamos. Un automóvil nos parece tanto mejor como fstuosa sea su carrocería y no entendemos si tiene mejor o peor motor que aquel otro. Vivimos uná época que prima la belleza, la presentación, lo superhumano y que se ha olvidado de atender a lo humano. La esencia, aquello que prevalece pasado el tiempo o promediando en él, ya no se tiene en cuenta. Lejos de querer dar discurso de moralidad o de intentar adoctrinar a nadie, solo quisiera lanzar una propuesta, un ejercicio de observación. Cuando vayan por la calle, paseando no se limiten a mirar a las personas, intenten ver más allá de lo que simplemente se mira.... intenten ver.
jueves, 22 de noviembre de 2007
¿ + ó - ?
Al mirar un vaso de agua, podemos verlo medio lleno o medio vacío. Podemos ser optimistas o por el contrario ser pesimistas, al menos así nos lo dice la tradición oral. Entrar aquí en la eterna dualidad: blanco-negro, bueno-malo, sería fácil pero arriesgado. Lo interesante no es fijarse en el continente, sino en el contenido.
Ejercicio pues de autosinceridad. ¿Realmente juzgamos por el envase o por lo que hay dentro? (Tómense un tiempo). A estas alturas ser hipócritas no sería mas que una pérdida de tiempo, y no andamos muy sobrados de eso. Indudablemente lo primero que observamos de TODO, es su aspecto y eso determina la predisposición que vamos a tener en la interactuación con él/ella/ello. Tratamos cordialmente a un extraño que se acerque a hablarnos si viene llevando un traje y en cambio recelamos de áquel que viste sospechosamente, si podemos lo evitamos. Un automóvil nos parece tanto mejor como fstuosa sea su carrocería y no entendemos si tiene mejor o peor motor que aquel otro. Vivimos uná época que prima la belleza, la presentación, lo superhumano y que se ha olvidado de atender a lo humano. La esencia, aquello que prevalece pasado el tiempo o promediando en él, ya no se tiene en cuenta. Lejos de querer dar discurso de moralidad o de intentar adoctrinar a nadie, solo quisiera lanzar una propuesta, un ejercicio de observación. Cuando vayan por la calle, paseando no se limiten a mirar a las personas, intenten ver más allá de lo que simplemente se mira.... intenten ver.
Ejercicio pues de autosinceridad. ¿Realmente juzgamos por el envase o por lo que hay dentro? (Tómense un tiempo). A estas alturas ser hipócritas no sería mas que una pérdida de tiempo, y no andamos muy sobrados de eso. Indudablemente lo primero que observamos de TODO, es su aspecto y eso determina la predisposición que vamos a tener en la interactuación con él/ella/ello. Tratamos cordialmente a un extraño que se acerque a hablarnos si viene llevando un traje y en cambio recelamos de áquel que viste sospechosamente, si podemos lo evitamos. Un automóvil nos parece tanto mejor como fstuosa sea su carrocería y no entendemos si tiene mejor o peor motor que aquel otro. Vivimos uná época que prima la belleza, la presentación, lo superhumano y que se ha olvidado de atender a lo humano. La esencia, aquello que prevalece pasado el tiempo o promediando en él, ya no se tiene en cuenta. Lejos de querer dar discurso de moralidad o de intentar adoctrinar a nadie, solo quisiera lanzar una propuesta, un ejercicio de observación. Cuando vayan por la calle, paseando no se limiten a mirar a las personas, intenten ver más allá de lo que simplemente se mira.... intenten ver.
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